miércoles, 5 de octubre de 2011

Oceánica triste y solitaria
ah, mujer de arena,
de rumor de hojas, de gemidos.
Emboscada, atada, rota la noche,
las gotas ensangretadas,
ay mujer mujer
tus labios en llanto,
piel ajena y sudor volcánico,
pausa inmediata del crepúsculo.

Con la penumbra y el cansancio
del día último, gritos moribundos
buscan tu nombre, sediento de ti
ebrio y maldito, profano.
¡Mujer eterna, furia, rabia y dolor y silencio!
desandas los pasos olvidados
los cantos viejos,
rumor de voces muertas
de pájaros mudos y ciegos
mujer abismo violento y dudas;
golpes de tierra sacuden tu pecho,
ah, las lágrimas ¡mujer herida!
piedra marina incendiada
en las brasas del tiempo.

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