lunes, 19 de diciembre de 2011

me sabes a llanto fermentado,
a piel mojada, a besos cansados,
a noche de estrellas, cometas,
                               y labios rotos.

Tu piel  maldita incendia mis huesos
en tenues llamas que muerden el silencio;
envuelta como siempre en tu sombra
traspasas mis ecos, inmisericorde dama extraña.

Con tu sudor volcánico consumes la noche
sangre, vida, rencor, sexo, ¿dolor?
 ahondas la brecha  de mis pasiones
¡Mujer! no miro ahora tus manos,
ni el dolor  de tu nombre puede ya alcanzarme
ajeno a ti, desnudo entre sabanas de alquiler
contemplo ¿tus ojos?
¿ tus labios, malgastados de besos anónimos ?
qué son tus lágrimas muertas,
qué arcano vacío hay entre nosotros.

¿Que comunión muerta pudo existir
un día en nuestros caminos?

Me sabes a recuerdo inventado
                                      y bueno
de tardes de sol y playa sin tiempo,
me saben estas caricias tuyas
a otras caricias antes solo mías
y esta tu piel que dibujo entre mis ganas
evoca otros mundos perdidos en algún sendero.

Miro tu sexo desnudo en la penumbra
y el sabor de la dulzura y el olvido
 me trepan al alma,
busco a tientas una pista de tu misterio
un palabra, un gemido...

Me sabes a oscuridad añeja,
a sueño extraviado, a placer impío.